Un grupo de transespecie se manifiestan en Berlín y reclaman su derecho a ser reconocidos como perros

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Durante el mes de agosto se hizo viral la historia de ‘Toco’, un creador de contenido de origen japonés que gastó más de 13.000 dólares para conseguir su sueño: convertirse en perro. Y gracias, nada más y nada menos, que a un traje hiperrealista fabricado por la empresa de efectos especiales Zeppet, finalmente, logró su objetivo. En la actualidad, su canal de YouTube ya cuenta con más de 50.000 seguidores. Pero lo cierto es que la participación mediática de ‘Toco’ no solo ha llegado a las redes sociales y plataformas digitales, sino también a los medios. «Desde que era niño, tenía ganas de un cambio. Cuando estoy vestido con el traje, me siento feliz porque mi sueño se hace realidad», dijo en su primera entrevista a EFE.

Aunque pueda parecer algo fuera de lo común, la realidad es que cada vez más personas en el mundo se sienten identificadas con animales. Es el caso, por ejemplo, de Tom Peters, un hombre británico de 32 años que quería ser un cachorro de dálmata. Y no paró hasta conseguirlo. Camina a cuatro patas, duerme en una caseta, ladra cuando se enfada e incluso come pienso para perros. «Vivir la vida de un cachorro te permite disfrutar de cosas simples en la vida», dijo en una ocasión.

El fenómeno transespecie está a la orden del día. Y, ahora, la ciudad de Berlín ha sido testigo de ello. Cientos de personas se han concentrado en la estación de metro de Potsdamer Platz para reclamar sus derechos como personas transespecie. La imagen de la manifestación no ha dejado indiferente a nadie. En plena estación de metro, los viajeros han presenciado cómo cientos de personas aullaban, ladraban y adoptaban posturas de perros con el objetivo de reivindicar su derecho a ser animales.

La imagen ha generado una gran polémica entre los diferentes sectores de la sociedad. Algunas personas han apoyado la concentración y han pedido «aceptación para un grupo que no le hace daño a nadie». Sin embargo, otros consideran que simplemente se trata de un grupo de población que quiere llamar la atención del resto.

Los usuarios de redes sociales tampoco han tardado en reaccionar a esta inusual concentración. «¿Por qué no se autoperciben como trabajadores y hacen algo productivo por el mundo? Esas locuras son muy convenientes, los perros no trabajan», ha dicho una usuaria de Twitter. Otros comentarios han sido algunos como: «Están destruyendo la sociedad para el gran reseteo».

Aunque es algo muy novedoso, ya hay algunos psicólogos que han mostrado su punto de vista sobre las personas transespecie. Es el caso de Allan Fernández, que relató a ‘7 Días’ el motivo que lleva a estas personas a identificarse con animales y no con humanos. «Como esta sensación de que descubriste que ser adulto no es nada agradable no es una experiencia bonita, o sea, esto podría ser un modo de esquivar la realidad que estás experimentando», ha asegurado.

“Para que algo de esa magnitud aparezca, realmente tenemos que estar en presencia de una historia con muchas marcas de camino, que te permitan entender qué sucedió. Tenemos que intervenir desde diferentes ámbitos y necesitamos una valoración psiquiátrica. Es lo primero que tenemos que hacer”, ha añadido.

Manel, el primer transespecie español
En España también hay casos de personas ‘transespecie’. Es el caso de Manel de Aguas, un joven catalán de 26 años que no se siente 100% humano y cuenta con unas aletas conectadas al cerebro con las que asegura que escucha la humedad, la presión atmosférica y la temperatura. Tal y como contó a EL ESPAÑOL, se dio cuenta de que era ‘transespecie’ cuando comenzó a entender el que considera «su nuevo órgano» como una parte más de su definición.

“Escucho la humedad, la presión atmosférica y la temperatura. Es un órgano que me permite la exploración de la atmósfera a través del sonido y un conocimiento del entorno a través de un órgano cibernético”, dijo durante su entrevista. Para someterse al implante de sus aletas, Manel tuvo que viajar hasta Japón. «Los profesionales con los que estuve en contacto en Barcelona se negaban a tomar el riesgo de cómo podía afectar a mi cuerpo y a su reputación», contó. Pero a pesar de las advertencias, siguió adelante con el proceso.

Tal y como contó a EL ESPAÑOL, el joven ha tenido que hacer frente a algunos problemas de discriminación, sobre todo en el ámbito laboral. «A la hora de buscar trabajo la gente no te acepta», aseguró. Por aquel entonces, Manel trabajaba en un museo. Normalmente, se quitaba las aletas durante la jornada laboral. Sin embargo, un día decidió acudir a su puesto con ellas puestas y, poco después, le acabaron despidiendo.

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