#Opinión | Individuo o colectivo: una visión desde la filosofía objetivista de Ayn Rand – Por Aldo de Vivo

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Ayn Rand, filósofa y escritora estadounidense, es conocida por su defensa apasionada del egoísmo racional y el capitalismo laissez-faire (Libre mercado). En su obra cumbre, «La Rebelión de Atlas», presenta una visión del mundo donde el individuo es el motor primordial del progreso y la sociedad prospera a través de la libertad individual y el respeto a los derechos de propiedad. Desde esta perspectiva, podemos analizar críticamente el colectivismo y el estatismo, los cuales, según Rand, representan obstáculos que impiden el desarrollo humano y la plena realización del potencial individual, en pocas palabras, va contra la naturaleza humana.

El colectivismo, en todas sus formas (socialismo, comunismo, nacionalismo, religiones, etc), subordina los intereses del individuo al bienestar del grupo. Este enfoque ignora la singularidad de cada ser humano y lo reduce a un mero engranaje en una maquinaria colectiva. Ayn Rand argumenta que el colectivismo sacrifica la libertad personal y la autonomía en aras de una falsa igualdad o causa común. En realidad, no todos los individuos son iguales en habilidades, talentos o esfuerzo, y forzar igualdad a través de políticas colectivistas solo genera mediocridad y desincentiva la excelencia.

El colectivismo también promueve la idea de que el Estado es el ente rector y benefactor de la sociedad. Sin embargo, esta noción errónea ignora la capacidad y la responsabilidad del individuo para dirigir su vida. Al otorgar poder ilimitado al Estado, se crea una élite burocrática que decide cómo deben vivir los ciudadanos, restringiendo la libertad y aplastando la iniciativa personal.

El estatismo, por su parte, se caracteriza por la intervención del Estado en la economía y la vida cotidiana de las personas. Ayn Rand critica duramente esta tendencia, ya que considera que la interferencia del Estado distorsiona la libre competencia y crea desigualdades artificiales. Cuando el gobierno controla los medios de producción y distribución de bienes y servicios, se limita la capacidad de innovación y el crecimiento económico se estanca, además de generar escasez.

La alternativa propuesta por Ayn Rand es el egoísmo racional, no como un acto de indiferencia hacia los demás, sino como la búsqueda legítima de la felicidad y el bienestar propio, sin perjudicar a otros. Según Rand, cuando los individuos actúan guiados por sus intereses racionales, se generan relaciones voluntarias y mutuamente beneficiosas, lo que lleva a un florecimiento social sin la necesidad de la coerción estatal.

En este sentido, el capitalismo laissez-faire o libre mercado es el sistema socioeconómico que mejor se alinea con los principios del egoísmo racional. La libre competencia y el respeto a los derechos de propiedad permiten que los individuos persigan sus intereses y emprendan proyectos según sus propias metas y aspiraciones. El libre mercado no garantiza igualdad de resultados, pero ofrece igualdad de oportunidades, permitiendo que aquellos que se esfuercen y tengan talento puedan alcanzar el éxito y prosperar, también hay paso para la caridad por parte de los privados, la cual funciona mejor que la estatal.

Es importante destacar que, en el marco del egoísmo racional y el libre mercado, también se valora la benevolencia y el intercambio voluntario entre individuos. Las relaciones comerciales y los contratos son mutuamente beneficiosos y, a través de ellos, se construye una red de cooperación y prosperidad.

En conclusión, desde la teoría de Ayn Rand, el colectivismo y el estatismo representan caminos equivocados que niegan la esencia misma del individuo y coartan su libertad. En cambio, el egoísmo racional y el libre mercado ofrecen una solución que promueve la autonomía, la responsabilidad individual y la libre competencia, generando una sociedad próspera y respetuosa de los derechos individuales. Es necesario abandonar las visiones colectivistas y estatistas que limitan nuestro potencial y abrazar un enfoque que celebre la grandeza del individuo y su capacidad para construir un mundo mejor.

Educate en la libertad, que la ignorancia se paga caro.

Por Aldo de Vivo
Escritor Invitado
Politólogo y activista  
Twitter: @AldoDeVivo

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