DERECHAS COHERENTES por Jorge ELBAUM

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Las disputas del juntismo no sugieren diferencias programáticas sino de marquesina

POR JORGE ELBAUM JUN 5, 2022 

El último jueves, Horacio Rodríguez Larreta expuso en el Hotel Alvear ante los directivos del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP) –una de las entidades satélites de la Unión Industrial Argentina– y la Embajada de Estados Unidos, y trató de convencer a los empresarios locales y a los CEOs trasnacionales de la necesidad de conformar un gobierno de coalición que deje de lado la confrontación. “Para transformar la Argentina –subrayó el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires– necesitamos terminar con la grieta y construir un verdadero gobierno de coalición”. Su particular forma de acabar con la polarización doméstica, señaló, exigirá prescindir del kirchnerismo y de todo “populismo de los extremos”, en obvia referencia a su competidor, Javier Milei.

Para imponer ese escenario y abroquelarse en la ancha avenida del medio se deberá reunir a más justicialistas sumisos –del estilo Miguel Ángel Pichetto o Juan Schiaretti– para recrear el espíritu del menemismo. Esa convergencia se hizo explícita cuando el aparente portador de la moderación, Larreta, se comprometió, frente al titular de la entidad anfitriona, Daniel Funes de Rioja, a cumplir con los persistentes anhelos de la derecha globalizada: eliminar impuestos, impulsar un programa de reformas en materia laboral (reducción de los aportes patronales), reducir la edad jubilatoria, limitar el déficit mediante la reducción de la los presupuestos de desarrollo social, salud y educación, privatizar las empresas públicas y restringir la emisión monetaria.

Más allá de los alborotos televisivos –generados por las usinas mediáticas para obstruir el debate de ideas contrastable con la realidad–, el juntismo ostenta un único programa: el mismo que impulsó Martínez de Hoz y que fue actualizado por Domingo Cavallo durante sus dos periodos, el menemista y el aliancista. Esa constatación muestra que las diferencias en su interior no son de índole política ni de orientación, sino de estilos de liderazgo y de la estructura de alianzas a la que pretenden apelar para ejecutar su programa.

Exceptuando la exhortación al cierre del Banco Central –defendida por Milei–, el resto de las medidas sugeridas por los economistas son las verbalizadas por Larreta. Los think tanks del PRO (Pensar), el Instituto Hannah Arendt de la Coalición Cívica y la Fundación Alem de la UCR, concuerdan genéricamente en todas las propuestas, aunque los radicales delarruistas pretenden diferenciarse con la apelación a supuestos sesgos productivistas capaces de valorar las economías regionales.

En la disputa por apropiarse del espacio, Mauricio Macri apeló, dos años atrás, a imponer en la agenda pública el discurso salvaje de Javier Milei. La pantalla del multimedio del que Macri es uno de sus más importantes inversores se constituyó en la plataforma central de su bravata estridente. Cuando su Frankenstein empezó a ser excomulgado por dos de sus socios –el radicalismo delarruista y el colectivo que reverencia a Elisa Carrió–, ya se había logrado el objetivo: todo el juntismo ya había virado hacia un discurso de cariz trumpista, basado en la glorificación de la innovación y la mutación: “La unidad es fundamental –señaló Macri en obvia referencia a los radicales–, pero la prioridad ahora es el cambio”. Y ese cambio es el expresado por la desinhibición del ultraliberalismo desenfrenado que ya no necesita al diputado de Avanza Libertad. Su tarea ha sido cumplida: “El populismo no reconoce de ideologías –sintetizó el ex CEO de la intervenida SOCMA–: es tener un buen presente a costa de destruir tu futuro. Puede ser de derecha también”.

Para garantizar el descarte de Milei se han organizado varias operaciones en las últimas semanas. Ricardo López Murphy conformó –el 21 de mayo– una confederación de partidos liberales provinciales que no tiene al legislador de Avanza Libertad entre sus integrantes. Dicha plataforma se encargará de condicionarlo de cara al 2023 para que sea parte de una estrategia conjunta para derrotar al Frente de Todxs y no le reste votos a la derecha unida. La iniciativa, liderada por López Murphy, cuenta también con la participación del vicegobernador de Corrientes, Pedro Braillard Poccard, y del referente de la Democracia Progresista, Oscar Moscariello.

La estrategia de pinzas ejecutada contra Milei se combina con el intento juntista de quitarle la personería jurídica con la que accedió a la diputación en 2021 y que pensaba utilizar para presentarse como candidato presidencial en 2023. Libertad Avanza no cuenta, por sí misma, con los requisitos que exige la Justicia Electoral: la Ley Orgánica de los Partidos Políticos estipula la existencia en cinco provincias como mínimo –con la misma nominación partidaria– como prerrequisito para obtener el estatus de partido nacional. En las últimas elecciones legislativas, esa pantalla fue garantizada prioritariamente por el Partido Demócrata (PD), que contaba con seis reconocimientos provinciales.

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