#Opinión | MAGA: unidos continentalmente en rescate de América- Por Raúl Tortolero

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El MAGA debe ser continental, no sólo norteamericano, y cuando digamos “Make America Great Again” debemos interpretar “America” como todo el pleno del continente, la suma de todos nuestros países, y no sólo los Estados Unidos, ante los embates woke, y del progresismo y socialismo blando, en defensa unificada de nuestros valores y libertad.

El movimiento “Make America Great Again”, (MAGA) de 75 millones de personas en Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, pese a su carácter patriota, llama a la unidad de las derechas en el resto del continente.

¿Por qué? Porque en Estados Unidos, hay cerca de 60 millones de hispanos -de los cuales 40 millones son de origen mexicano-, y guardan en su mayoría una estrecha relación con sus países de origen.

Estados Unidos no es una isla, y su población está estrechamente vinculada con sus familias al sur del Río Grande.

Los hispanos -estemos en la tierra de las barras y las estrellas o en nuestras patrias- somos gente de familia, católicos, cristianos, pro vida, y pro familia, gente de trabajo, que busca la superación, el desarrollo.

La revolución woke -con señalada influencia maoísta de la revolución cultural china- ha vivido un auge en Estados Unidos en años recientes.

Sus objetivos explícitos son acabar con el cristianismo, con la familia natural, promover el aborto -incluso hasta un día antes del nacimiento-, e impulsar el supremacismo feminista, el supremacismo LGBT, el trans, el negro, el indigenista y el ecologista.

Incrustados en las universidades, los autores woke se valen de reelaboraciones de teorías marxistas para reinterpretar la historia haciendo ver a la raza blanca como una raza de esclavistas y opresores, un virus para la humanidad que debe ser desplazado y castigado.

No sólo los blancos, sino también los ricos, a quienes se debe cobrar impuestos altos para luego extender cheques a pobres, desempleados, homeless, drogadictos, y otros casos de “vulnerabilidad interseccional”.

Los autores woke son marxistas, y abrevan también en las estrategias de Mao Tse Tung en su revolución cultural en China: se debe perseguir a los disidentes del pensamiento hegemónico, a los opositores, a los derechistas, a los conservadores, a los ricos, a los terratenientes, y al mismo tiempo, se debe acabar con la “perniciosa” influencia de la religión, tanto como de las tradiciones y valores ancestrales, que estorban para imponer la dominancia woke. No se diga, también quieren demoler al capitalismo para sustituirlo por el socialismo blando (que no por “soft” es menos perjudicial que el revolucionario).

Marx y Mao, pero también Aleister Crowley, la escuela de Frankfurt, Wilhelm Reich, los beatnik,, los hippies, Simone de Beauvoir, la escuela francesa de la posmodernidad, Judith Butler, Noam Chomsky, y Thomas Piketty, entre otros.

Toda una amalgama de izquierdas revolucionarias o progresistas, unidas para destruir el gran legado de los Padres Fundadores de Estados Unidos, y en general la herencia de la cristiandad, además de las bases del liberalismo clásico, para implantar un Estado gordo e intervencionista, socialista y progresista, paternal, hegemónico, que rija todos los aspectos de la vida.

¿Exagero? Por sólo poner un ejemplo, ahí está el “Disinformation Governance Board”, mejor conocido como “Ministerio de la verdad”, invento orwelliano del presidente woke Joe Biden y su nefasto e incompetente gabinete, que dicho sea de paso, financia el aborto, se molesta por la defensa de la vida (como en Texas la ley latido), impone cargos en la Corte basado en la raza y el género -o en la identidad sexual, como en la subsecretaría de salud-, no sabe manejar la inflación más alta en décadas, ni el caos migratorio, ni la creciente inseguridad.

El tal Ministerio de la verdad pretendía certificar qué es verdad y qué es mentira, y combatir voces disidentes, y está fracasando desde el inicio con la renuncia de su titular, Nina Jankowicz, ante las crecientes protestas de la gente común y corriente, además de las voces de la derecha republicana y libertaria, que comparten un rechazo a imposiciones de “verdades oficiales”, tanto como a cancelaciones de quienes opinan distinto.

En 1991 se cae la URSS, y surge el Foro de Sao Paulo, fundado por líderes como Fidel Castro que vivían dependiendo de los subsidios del comunismo internacional a sus países.

Se pensaba que el Foro se había organizado por sí mismo, sin padrinos o influencias externas a Hispanoamérica, pero justo ahora se han hecho públicos documentos que revelan que el Partido Comunista de China (PCCh) está celebrando 30 años de relación estrecha con el Foro de Sao Paulo, y esto puede implicar, por supuesto, no sólo sonreírse mutuamente, sino estrategias políticas, electorales, económicas, y financieras de todo tipo.

Habiendo lazos serios entre el socialismo hispanoamericano y el PCCh, y viviendo Estados Unidos lo que Jason Miller, CEO de GETTR y ex asesor senior de Trump, llama “una segunda guerra civil”, ante el movimiento woke, además del surgimiento del nuevo bloque rojo hispanoamericano, comandado por Andrés Manuel López Obrador, que busca reventar la Cumbre de las Américas usando la unión sureña del socialismo blando para negociar con Biden y sus torpes asesores, a las fuerzas de derecha no nos queda sino construir con urgencia la unidad continental.

Las izquierdas continentales están operando ya alineadas, y AMLO podría encabezar un “americanismo zurdo” que dejara atrás de parte de EU la doctrina Monroe, en la que la nueva geopolítica es un trueque enorme de votos hispanos encauzados al Partido Demócrata, a cambio de protección para que los presidentes se perpetúen en el poder, bajo el pretexto y amparo de la “no intervención” y el “respeto a la soberanía nacional”.
Biden no moverá un dedo contra ninguna tiranía de izquierda en el continente: antes bien, ha querido comprarle 500 mil barriles de petróleo a Maduro, y Marco Rubio asegura que Cuba será invitada a la Cumbre de las Américas.

La ONU tampoco hará nada: en diciembre de 2021 entregó credenciales de “gobierno legítimo” al dictador venezolano…

Por eso es importante que hagamos una reinterpretación positiva del movimiento “Make America Great Again”, extendiendo el pensamiento de derecha, a todo el continente.

Será la unidad de los patriotas en todo el continente, y la defensa de 7 puntos que ya hemos propuesto en mi libro “La Contrarrevolución Cultural frente al marxismo posmoderno”, a saber:

La defensa de la fe, de la vida, de la familia, de la propiedad privada, de la patria, de las libertades y de los derechos universales.

Una agenda sintetizada del pensamiento conservador pero también del liberalismo clásico, para oponernos a las grandes olas del progresismo internacional, del socialismo blando y su apadrinamiento ya sea por el Partido Demócrata y sus radicales de izquierda como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, o bien, por el PCCh.

Estamos rodeados por el globalismo izquierdista, esa vieja serpiente de dos cabezas: la del Nuevo Orden Mundial (Clinton, Obama, Soros, Gates, Rockefeller, Ford, Bilderberg, Foro Económico Mundial, ONU), o bien, China en el nuevo eurasianismo, en el que va de la mano con Rusia, Irán y otros aliados de cuidado.

El MAGA debe ser continental, no sólo norteamericano, y cuando digamos “Make America Great Again” debemos interpretar “America” como todo el pleno del continente, la suma de todos nuestros países, y no sólo los Estados Unidos, ante los embates woke, y del progresismo y socialismo blando, en defensa unificada de nuestros valores y libertad.

Trump es cabeza de MAGA en EU, y habrá líderes patriotas en cada uno de nuestros países hispanos, sin que esto signifique la imposición de criterios de ese movimiento norteamericano a los demás, pero sí la unidad, y la agenda conjunta.

Viene el evento de la Iberosfera Monterrey, cuyo organizador, mi amigo Carlos Leal, está sabiendo ser incluyente y reunir liderazgos, autores y guerreros de todo el continente, incluyendo Estados Unidos, y aún, liderazgos de España.

Viene por igual el CPAC México, en el que Eduardo Verástegui deberá saber agrupar a las voces que aporten pensamiento conservador en tiempos de una nueva geopolítica socialista y woke, y de marxismo posmoderno. Tiene el nivel, y confiamos en él.

En nuestros países, fuera de los Estados Unidos, los líderes de derecha, tenemos que estrechar los puentes entre nosotros y con el movimiento MAGA, sin excluir a nadie, pensando fuera de la caja, en la línea de una nueva derecha hispanoamericana poderosa, que sea contrapeso real a la ola woke que ha de caer en los años siguientes.

Así, MAGA continental, MAGA desde cada uno de nuestros países, desde nuestro patriotismo, desde nuestra idiosincrasia, acordando en la plataforma básica, no con mente electorera, sino estratégica, yendo a fondo en la batalla cultural, que también es una guerra espiritual.

Vamos unidos, sin complejos, sin tibieza, pacíficamente, como grandes guerreros que luchan implacables. MAGA, unidos en rescate de América.

Por Raul Tortolero
Escritor Invitado

Escritor, conferencista. Consultor político.
Doctorado en Derechos Humanos. Maestría en Filosofía, Cultura y Religión.
Activista católico, provida y profamilia.
Presidente de “Nueva Derecha Hispanoamericana”.
Ex Secretario de Comunicación del Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Premio Nacional de Periodismo 2007, otorgado por la ONU en México. Analista Geopolítico.
Su más reciente libro: “La Contrarrevolución Cultural frente al marxismo posmoderno”

Twitter y GETTR: @raultortolero1

Articulo de Opinión Publicado originalmente en PanamPost

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