#Opinión | El Estado chavista debe pagar los costos de la emigración venezolana-. Por Humberto González Briceño

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            Según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) que depende de la ONU la cantidad de venezolanos refugiados y migrantes en el mundo sería de aproximadamente 6 millones. Sin embargo, en documentos de esta misma organización se admite que “…como muchas de las fuentes de los gobiernos no toman en cuenta a venezolanos sin un estatus migratorio regular, es probable que el número total sea más alto.” Algunos hablan de 7 millones o más de venezolanos que han sido forzados a abandonar su país.

            El lenguaje pulcro y técnico de los informes de organismos y agencias internacionales atribuyen esta emigración masiva a la búsqueda de empleo, la inseguridad en Venezuela y la reagrupación familiar. Esta sería la forma políticamente correcta que adoptan estos documentos para referirse al colapso económico de Venezuela, el linchamiento de la población civil por parte de las fuerzas armadas chavistas y el desmembramiento de la familia como base esencial de la sociedad venezolana.

            Más de 7 millones de venezolanos deambulando por el mundo solo puede ser atribuido al fracaso del estado chavista que se instaló en Venezuela desde 1999. La mayoría de estos migrantes están en edad productiva y luchan desesperadamente por insertarse en los procesos socioeconómicos y culturales de otros países por lo cual es una pérdida directa de recurso humano para Venezuela. Como consecuencia de esta emigración masiva y del aumento de la mortalidad infantil Venezuela es un país que envejece aceleradamente bajo el chavismo.

            Sin embargo, el chavismo no lo ve así. El régimen chavista no solo celebra la emigración masiva de venezolanos sino que además la incentiva con sus políticas de represión y persecución por razones políticas. Para el propio sostenimiento del estado chavista no se debe subestimar el impacto de más de 7 millones de venezolanos que ya no son parte del circuito económico en Venezuela. Pero los chavistas ejerciendo su soberano derecho de escupir hacia arriba no dejan de salivar ante la perspectiva de realizar infinitas “elecciones democráticas” donde solo participarían ellos y sus seguidores.

            Al linchamiento físico que ya han sido sometidos estos compatriotas se suma el linchamiento moral derivado de una campaña permanente y sistemática para descalificar a los migrantes como traidores a la patria por abandonar el desmadre de la Venezuela chavista. En realidad el chavismo, como lo ha hecho en muchas otras situaciones, lo que busca es justificar o legitimar su política de desentenderse como estado de sus obligaciones con los migrantes que a pesar de haber abandonado el país siguen siendo ciudadanos venezolanos.

            Según la interpretación retorcida del chavismo el estado chavista no estaría obligado a mejorar las condiciones materiales de vida para que los venezolanos se queden en vez de huir y menos aún el régimen siente la obligación de atender y asistir a los compatriotas que a pesar de abandonar el país siguen siendo ciudadanos venezolanos titulares de deberes y derechos. Hasta el régimen del Generalísimo Francisco Franco en España, tan satanizado por chavistas y progres, tuvo una política para asistir a los emigrados españoles independientemente de su filiación partidista y de su país de residencia. 

            Al desentenderse de sus obligaciones con los ciudadanos venezolanos migrantes el chavismo audazmente le transfiere a otros estados un problema que es suyo y debería atender. De esta forma se ve como normal que en solidaridad con los migrantes venezolanos que han huido del régimen chavista los gobiernos de países tales como Estados Unidos, Colombia, Perú, Chile, España y muchos otros destinen inmensas cantidades de dinero para asistirlos económicamente. Además estos países se verán obligados a cambiar sus planes y programas para coordinar la absorción de estos flujos migratorios en sus respectivas economías.

Los planes de ayuda para los venezolanos migrantes a otros países son financiados con los impuestos que los ciudadanos de esos países pagan a sus estados. Es una ayuda que sin duda está motivada por la solidaridad y se agradece por el estado de vulnerabilidad en que se encuentran millones de venezolanos en el mundo.

        Sin remover el componente altruista que motiva estas políticas de ayuda a la migración venezolana estos estados no pueden permitir que el estado chavista evada sus responsabilidades con los ciudadanos venezolanos y se continúe beneficiando de esta situación. Los estados que han mostrado un genuino interés en ayudar a la migración venezolana deben continuar haciéndolo sin más limitaciones que sus propias capacidades internas.

        Al mismo tiempo estos países deberían calcular cuántos recursos han destinado para la ayuda de migrantes venezolanos y pasarle la factura directamente al estado chavista que es quien en definitiva tiene la responsabilidad de velar por sus ciudadanos y debería pagar. Los estados deben ejercer todas las acciones económicas y militares para obligar al chavismo a pagar sus deudas. No hacerlo sería una forma velada de usar el dinero de sus contribuyentes para subsidiar al estado chavista.


Por Humberto González Briceño

Maestría en Negociación y Conflicto
California State University

(Escritor Invitado)

Twitter: @Humbertotweets

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