Bolsonaro negó estar detrás de un golpe de estado y dijo que no cometió errores en la lucha contra el COVID-19

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Brasil vive, desde hace ya unas semanas, días intensos. Producto tanto de la crisis política como de la crisis económica que atraviesan el país. La inflación está en alza, al igual que las tasas de interés, el empleo y el crecimiento se recuperan a un ritmo menor al esperado, y la agenda de reforma estructural prometida por el presidente Jair Bolsonaro se encuentra estancada, de acuerdo a varios reportes. Pero puede que la situación política sea aún más delicada. No solo el gobierno ha alcanzado los puntos máximos de desaprobación -superando el 50% según recientes encuestas- sino que además se vive un clima de tensión entre el poder ejecutivo y la Corte Suprema que agita los temores a un golpe de estado por un lado y a un juicio político por el otro. A esto hay que sumarle los estragos causados por la pandemia de COVID-19, que se llevó la vida de cerca de 600.000 personas

En el marco de cumplir casi 1000 días al mando del gobierno, el mandatario recibió a la popular revista VEJA para intentar bajar un mensaje de calma para su electorado, y para la gente, y respondió sobre todos los temas. El reportaje se llevó a cabo en el Palacio de Alvorada, donde el presidente se encuentra cumpliendo aislamiento obligatorio luego de regresar de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

Al ser preguntado sobre los hechos del 7 de septiembre, en el que un grupo de personas se movilizó para apoyarlo en su disputa con la Corte Suprema y el mandatario realizó declaraciones amenazantes contra los integrantes del tribunal supremo, el presidente buscó reducir la tensión y desestimar las acusaciones de que quiere llevar adelante un golpe de estado. “De acá para allá, la posibilidad de un golpe es cero. De allá para acá, vemos que esta posibilidad siempre existe”. Que significa “de allá para acá”, le repreguntó uno de los periodistas que participó de la entrevista. “De allá para acá es la oposición, hombre. Hay 100 solicitudes de juicio político dentro del Congreso. No hay golpe sin vice y sin pueblo. El vice es quien negocia la división de ministerios. Es la gente la que le da tranquilidad al político para volver. Ahora les pregunto: ¿cuál es la acusación en mi contra? ¿Qué dejé, que omití? ¿Qué fallé en hacer? Entonces, no hay lugar para tal pregunta”, respondió Bolsonaro.

Consultado acerca de si su disputa con el Poder Judicial había acabado, respondió: “No soy Jairzinho de paz y amor, pero la edad da cierta madurez. Después de las manifestaciones del 7 de septiembre hubo una reacción del Supremo Tribunal Federal . Recibí una llamada telefónica de Michel Temer y me dijo: ‘¿Qué podemos hacer para calmarnos?’. Le respondí que lo que más quería era calmarlo todo. Se acabó el 7 de septiembre. Es un movimiento, quizás uno de los más grandes de Brasil, la gente está demostrando espontáneamente lo que quiere, como la libertad. Entonces Temer me dijo que tenía algunas ideas. ‘¿Puede hablar conmigo?’, ‘prefiero hablar en persona’, ‘es un placer’. Envié un avión de la Fuerza Aérea para traerlo aquí, trajo unos diez artículos, tocamos unas pequeñas tonterías y otras dos o tres con un poco más de profundidad, estuvo bien hecho, coincidió con mi declaración y lo divulgué”.

Con respecto al manejo de la pandemia, se le preguntó si haría algo diferente mirando en retrospectiva. Bolsonaro respondió: “No me equivoqué en nada. Me criticaron mucho cuando dije que estar encerrado en casa no era la solución. Solía decir que habría desempleo, y eso es lo que pasó. Otra consecuencia de esto es la inflación que existe. Hoy en día existen estudios que demuestran que quienes tienen más probabilidades de morir por coronavirus son los obesos y los que están aterrorizados. Dije esto a principios del año pasado. Todos aumentaron de peso quedándose en casa. También creamos ayuda de emergencia. Sin él, definitivamente tendríamos saqueos de supermercados, disturbios, violencia”.

Sin embargo, el periodista le recriminó haber motivado la utilización de un medicamento no aprobado para el tratamiento de coronavirus, como la hidroxicloroquina. Sobre esto Bolsonaro dijo que seguía “defendiendo la cloroquina”. “Lo tomé yo mismo cuando me infecté y mejoré. La hidroxicloroquina nunca mató a nadie. Los militares en el Amazonas lo usan sin consejo médico. Va a cualquier misión y se guardan una caja en el bolsillo. El civil también. Nunca has escuchado que en la región amazónica mueran personas luchando contra la malaria a causa de la hidroxicloroquina. Se creó un tabú alrededor de eso”, subrayó el mandatario.

Y sobre el retraso en la compra de vacunas y su reticencia a vacunarse, afirmó: “El año pasado, no había vacunas para vender. En el caso de Pfizer, había una disposición en la propuesta que decía que no eran responsables de los efectos secundarios. ¿Cómo puedo comprar un negocio así? Si comienza a tener efectos secundarios adversos, ¿de quién es la responsabilidad? ¿Me perdonarías? ¿Por supuesto no? Entonces tienes que asumir la responsabilidad. Pregunto: ¿CoronaVac tiene pruebas científicas? No, no tiene. Vacunarse es una decisión personal. Mi esposa, por ejemplo, decidió aplicársela en Estados Unidos. Yo no lo hice.”

Por último, al ser preguntado por las próximas elecciones en las que seguramente enfrente al ex presidente Lula Da Silva, minimizó la eficacia de las encuestas -que al día de hoy lo dan como perdedor en todos los escenarios posibles- y se mostró feliz de que su silla no la ocupe un “comunista”, como si alguno de los candidatos lo fuera: “Eso no me importa. Yo, oye, por Dios que está en el cielo, es una vergüenza esta silla mía, no tienes paz, hombre. La única satisfacción que tengo, una de las pocas, es saber que no hay un comunista sentado en esa silla, solo esa”.

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