Los interrogantes sin respuesta en torno a los ataques terroristas del 11 de septiembre

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Dos décadas después de los ataques terroristas de al Qaeda contra las Torres Gemelas y el Pentágono en Estados Unidos, que dejaron un saldo de casi 3.000 muertos, ¿sabemos todo lo que hay que saber sobre estos episodios?

La respuesta es no para más de 1.600 personas, entre familiares de las víctimas y heridos por los atentados, que reclaman al Departamento de Justicia de EE.UU. la desclasificación de todos los documentos e información sobre el 11 de septiembre de 2001.

A comienzos de agosto el grupo envió una carta al presidente Joe Biden pidiéndole que no participe de los eventos conmemorativos por los 20 años de los ataques, que tendrán lugar este 11 de septiembre, a menos que apruebe la liberación de esta información.

Durante la campaña de 2020, Biden había prometido en una carta a los familiares de las víctimas que trabajaría para que el Departamento de Justicia liberara esos documentos.

El Departamento de Justicia anunció el 12 de agosto, una semana después de la carta de familiares, que revisará la información clasificada con el objetivo de determinar que parte de ella es posible liberar. Salvo una veintena de páginas, el secreto aún rodea lo que el gobierno de EE.UU. ha hallado sobre la participación -o no- de otros países en los hechos.

Luego, a comienzos de septiembre, Biden firmó un decreto que ordena al Departamento de Justicia y a otras agencias federales que revisen la desclasificación de documentos relacionados con la investigación del FBI sobre el 11S.

«El decreto requiere que el secretario de Justicia haga públicos los documentos desclasificados en los próximos seis meses», escribió Biden en un comunicado sobre la firma del decreto.

Días más tarde, el miércoles 7, la embajada de Arabia Saudita en Washington emitió un comunicado en el que da la bienvenida a la completa desclasificación de documentos, y ratificó que “no ha emergido evidencia alguna que indique que el gobierno saudí o sus funcionarios tuvieran conocimiento previo de los ataques terroristas o estuvieran involucrados de cualquier manera en su planificación o ejecución”.

La declaración dice que “tal y como lo han comprobado las administraciones de los últimos cuatro presidentes, el Reino de Arabia Saudita ha condenado y denunciado de manera inquebrantable los deplorables crímenes que tuvieron lugar contra Estados Unidos, su aliado y socio más cercano”.

¿Qué es, entonces, lo que todavía no sabemos aún del ataque terrorista más mortífero ocurrido en suelo de Estados Unidos?

El rol de Arabia Saudita

Del total de 19 terroristas que participaron en el secuestro de los cuatro aviones utilizados para los ataques terroristas, 15 provenían de Arabia Saudita, y el resto de Egipto, Líbano y Emiratos Árabes Unidos.

Osama bin Laden, líder del grupo terrorista al Qaeda que perpetró los atentados, era también ciudadano saudita y miembro de una influyente familia de negocios en el país.

Estos hechos llevaron a que desde el primer día se abrieran interrogantes sobre el presunto rol de miembros de la familia real o del gobierno de Arabia Saudita en el 11S, y todavía no hay una respuesta clara.

El gobierno de Arabia Saudita ha negado cualquier participación en los ataques, y considera que eso es totalmente infundado; al momento no hay acusaciones ni cargos judiciales contra ningún miembro del gobierno o de la familia real.

En 2017, un grupo compuesto por familiares de 850 víctimas del 11S y 1.500 heridos en aquella jornada demandó a Arabia Saudita ante la justicia de EE.UU. por supuestamente proveer asistencia material, práctica y financiera a al Qaeda. Esa fue la tercera demanda contra el reino de parte de familiares de las víctimas y heridos.

Según argumentan los demandantes, esto se habría concretado a través de diferentes ministerios, funcionarios y redes de caridad vinculadas al gobierno saudita.

«El 11-S no habría podido ocurrir sin el apoyo de Arabia Saudita a al Qaeda», dijo a CNN Jim Kreindler, abogado y copresidente del comité de demandantes.

La demanda se basa en 28 páginas de documentos desclasificados parcialmente en 2016 que sostienen que algunos de los terroristas que participaron en el 11S habrían posiblemente mantenido vínculos con el gobierno saudita.

«Durante su estancia en EE.UU., algunos de los secuestradores del 11 de septiembre estuvieron en contacto con personas que podrían estar relacionadas con el Gobierno saudita y recibieron su apoyo o asistencia», dice el documento, agregando luego que la información era especulativa y que no ha sido verificada.

Según información del FBI, dos de estos individuos habrían sido agentes de inteligencia sauditas.

El embajador de Arabia Saudita en ese momento, Abdullah Al-Saud, reaccionó a la publicación de estos documentos señalando que varias agencias del gobierno de Estados Unidos, incluyendo la CIA y el FBI, han investigado el contenido de esas 28 páginas y “han confirmado que ni el gobierno saudita, ni altos funcionarios sauditas, ni ninguna persona que actuara en nombre del gobierno saudita proporcionaron ningún apoyo o estímulo a estos ataques».

«Esperamos que la publicación de estas páginas aclare, de una vez por todas, cualquier pregunta o sospecha persistente sobre las acciones, las intenciones o la amistad a largo plazo de Arabia Saudita con Estados Unidos», indicó el entonces embajador saudita.

La demanda de los familiares, al igual que dos casos previos, fue desestimada por un juez federal que consideró que el reino saudita tenía inmunidad soberana en el caso.

Esos tres fallos se dieron antes de que el Congreso finalmente aprobara en septiembre de 2016 la llamada Ley de justicia contra los patrocinadores del terrorismo (Jasta, por sus siglas en inglés), que restringió la inmunidad soberana al excluir de esa protección los actos de terrorismo internacional o los daños causados a estadounidenses por agentes de gobiernos extranjeros cuando estos actúen en esa capacidad.

El Congreso, con apoyo bipartidista en las dos cámaras, derrotó el veto del entonces presidente Barack Obama, que al igual que su secretario de Estado, John Kerry, temían que esa ley tuviera potenciales consecuencias para la inmunidad soberana de EE.UU. en el exterior.

Según reportó en ese momento CNN, la diplomacia saudita habría advertido reservadamente que, de aprobarse la ley, probablemente los fondos soberanos del reino empezarían a deshacerse de sus activos estadounidenses, incluida una cartera de bonos del Tesoro valuada en US$ 750.000 millones, con las consecuencias que eso supondría para los mercados financieros. Pero esto no ocurrió.

La embajada de Arabia Saudita en Estados Unidos expresó en una nota de prensa publicada en 2017 con respecto a la desclasificación de 2016 que «en un intento de dar sentido a la tragedia, la gente suele aferrarse a teorías inverosímiles en lugar de aceptar verdades sencillas».

«Entendemos que la implicación de ciudadanos sauditas en los atentados del 11-S hace que esas teorías conspirativas sean atractivas para algunos. Pero es importante recordar también que Arabia Saudita ha sido víctima de decenas de atentados terroristas en los últimos 20 años. Al-Qaeda, en efecto, declaró la guerra al reino hace mucho tiempo», señala la nota.

¿Por qué no se actuó ante las advertencias?

Antes de los ataques terroristas del 11 de septiembre, las agencias de inteligencia de Estados Unidos habían advertido en varias ocasiones sobre un posible atentado de parte de al Qaeda, pero las autoridades no actuaron en consecuencia.

Al Qaeda ya había atacado dos embajadas de Estados Unidos en Tanzania y Kenia en 1998, dejando un saldo de 224 muertos.

Ese mismo año diferentes agencias de inteligencia habían advertido en un informe sobre los planes de Bin Laden para coordinar un ataque en territorio estadounidense.

En septiembre de 1999, un año antes de los ataques, un reporte sobre terrorismo advirtió que al Qaeda «podría hacer estrellar un avión cargado de altos explosivos (C-4 y Semtex) contra el Pentágono, la sede de la CIA o la Casa Blanca».

En julio de 2001 el FBI alertó sobre personas de Medio Oriente posiblemente conectadas a al Qaeda que estaban recibiendo clases sobre cómo volar un avión, y en agosto, menos de un mes antes de los ataques, la CIA envió un comunicado urgente al FBI, al Departamento de Estado y otras agencias alertando sobre individuos conectados a al Qaeda.

CNN |

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